¿Por qué contamos historias?

¿Qué nos impulsa a escribir?

¿Por qué escribimos?

¿Qué hay detrás de las historias, del hecho de escribir, del proceso creativo en sí que es considerado por algunos escritores uno de los grandes misterios del hombre?

Gabriel García Márquez dice:
«Lo que más me importa en este mundo es el proceso de la creación. ¿Qué clase de misterio es ese que hace que el simple deseo de contar historias se convierta en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir por ella: morir de hambre, de frío o lo que sea, con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar y que, al fin y al cabo, si bien se mira, no sirve para nada?».

Yuval Noah Harari, profesor de la Universidad de Jerusalén, dice que la necesidad humana de contar historias se debe a que al hombre primitivo no le bastó con sobrevivir sin más, si no que para hacerlo necesitó comprender el hecho de estar vivo, necesitó comprender su propia existencia y la naturaleza que le rodeaba. Vivir no le era suficiente.

El hombre es el único animal que cree en cosas que no existen, y en caso de existir, que no son tangibles. Es en esta época cuando surgen las historias. Surge el mito.

El mito nos revela respuestas a las preguntas que se hacía el hombre sobre su existencia, sobre el mundo que habitaba. De tal manera que la angustia de estar vivo quedaba mitigada por las historias.

Para Yuval Noah Harari las historias surgen para que el hombre pueda comprender su existencia y la de la naturaleza cuando aún no existía la ciencia.

Todas las mitologías del mundo, desde la nórdica, pasando por la griega, hasta la australiana, sin que haya habido posibilidad de comunicación entre ellas, trataban sobre los mismos temas: la creación del mundo, la inmortalidad, la naturaleza... El mito, las historias, ponían orden en el caos que vivía el hombre, en ese mundo primitivo donde la naturaleza era salvaje y brutal.

Cuando somos niños, la primera estructura para comprender el mundo, para comprender el caos que supone la vida, nos viene dada a través de los cuentos infantiles. Despiertan la imaginación del niño, ordenan el mundo de manera sencilla: buenos, malos, héroes, villanos, son una primera aproximación de lo que supone estar vivo, de lo que supone la familia y la sociedad. Así que nuestra primera comprensión del mundo se hace a través de las historias.

Vargas Llosa dice que el novelista es el chamán de la edad moderna. Cuenta historias y reflexiona sobre el mundo, sobre lo que ocurre en él, se hace preguntas aunque muchas veces no encuentre ninguna respuesta.

”Creo que de esa necesidad surgieron las historias, en la noche de los tiempos, en la caverna primitiva, cuando los seres humanos llenos de terror frente a un mundo del que nada entendían, empezaron, después de inventar el lenguaje, a contarse historias, a escapar del mundo de peligros a un mundo distinto porque se sentían más seguros, y podían entenderlo porque tenía principio y fin.”

Volviendo a la reflexión de Gabriel García Márquez, la literatura es un arte autónomo que no está al servicio de la filosofía, de la moral, de la política o de cualquier otra disciplina. Es arte que no ha de responder más que a la propia belleza de la creación. El arte no necesita más justificación. Es el arte por el arte.

La teoría del arte por el arte, como movimiento estético y escuela literaria, se sitúa en el siglo XIX. Proclamó la libertad de la literatura.

Oscar Wilde, en su libro "La decadencia de la mentira", explica que ya no se miente como antes.
Wilde defiende que el arte nunca debe imitar a la vida. Es la vida quien debe imitar al arte; la mentira debe primar en el arte.
El arte tiene una vida independiente. No ha de ser realista en una época de realismo, ni espiritual en una época de fe.
Un texto literario es un mundo aparte de la vida. Es un universo, por muy pequeño que sea, un cosmos donde el único fin es la coherencia de él mismo, su historia. Las leyes que él mismo crea y que se han respetado.

La evasión es una de las funciones que se le ha atribuido a la literatura, evasión tanto desde el punto de vista del escritor como del lector.

El artista del arte por el arte se aísla del mundo, de la realidad rutinaria. Alejado de todo y de todos, a solas con su arte, con su mundo creador, es donde el escritor desarrolla su obra.

¿Qué nos arrastra a la creación?
Las experiencias de la vida han de pasar por el filtro del arte, por el tamiz de la ficción, podríamos decir que son la materia bruta que amasará nuestra inteligencia, nuestra memoria, nuestra fantasía, nuestras emociones. Hay que dejarlas que afloren tomando la forma que decidamos.
La escritura, igual que la lectura, supone una evasión del mundo. La posibilidad de vivir otras vidas, de experimentar lo que nunca podríamos vivir en la vida real. La necesidad de la ficción para vivir, para comprender el mundo, para ser más feliz, para disfrutar.

En cuanto a la evasión en la literatura desde el punto de vista del lector es algo que todos hemos experimentado. Con la lectura de un libro podemos vivir otras vidas, tener otras experiencias, transportarnos a otras épocas.  

Emily Dickinson decía:

“Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro”.

¿Por qué a lo largo de los siglos los poderes políticos se han tomado tantas molestias en censurar, controlar y amordazar la literatura? ¿Por qué se han quemado libros considerándolos muy peligrosos?

Sencillamente porque los libros nos hacen libres.

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